Mundos sumergidos en mentiras

Mundos sumergidos en mentiras

lunes, 2 de diciembre de 2013

Extrañas y peligrosas aventuras.

 
Arcàpholus está con Javierus, esperando sobre la superficie del agua.
El esplendor de Venecia , sus calles y plazas en un funesto y sombrío pasaje de la historia.Aquella ociosa nobleza mezcla de vicios y virtudes de una difícil época, ahora, sumergida en el océano.
Y Elodio se encuentra en la prisión donde fué torturada en un pasado y desea rescatar datos para ubicar el paredero de su hijo.
Entre laberintos y pasillos, ubica la cámara de torturas; ella rastrea indicios del anciano y recorre braceando , lo que fueron prisiones.
Sigue registrando y encuentra la escalera que la conduce a los techos del palacio y a poca distancia una figura de blanco esplendor la espera. Larga barba blanca, sus manos se hallan apoyadas en sus rodillas. Se entreveia las larguisimas uñas que miden mas de 50 cms cada una. Eran uñas transparentes como escamas y brillaban bajo el agua. Sus pies eran largas raíces y no pueden distinguirse los dedos y uñas y las piernas eran extensas raíces que daban vueltas por largo y ancho y se entremezclan  una y otra vez.
Elodio lo saluda con la mano y él responde con una sonrisa.
Sin emitir sonidos por la mirada le transmite que la estaba esperando. Ella asintió y le pregunta, sin sonidos , donde estaba su hijo.
El sabio puede ver el instinto de madre, volcada en la mirada y en las manos, el alo de vibración es muy alto y el agua a su alrededor es un continuo temblor creando circulos.
 El anciano la mira profundo a los ojos y le acerca mentalmente el circuito exacto, del paradero de su hijo.
Las manos  de él , también hablan dando al conjunto de silencio y pensamientos, la fuerza 
de  confianza y exactitud de la referencia que transmite.
Siente Elodio pena por  Venecia y tiene la convicción que volverá a cumplir nuevas misiones.
 Hay una rueda en el Cosmos y es allí donde se hilan en continuidad, las tramas de los destinos.
Los destinos son designios, emblemas que cada alma va urdiendo y surgen inalterables caminos .
El Sabio Anciano le entrega un pergamino lacrado.
Es un salvoconducto que rige las distintas dimensiones, sin el, no puede franquear los portales  y rescatar a su hijo.
 Le informa el  Anciano que un incierto y expectante momento aguardan y debe perseverar.
-Llegará ese momento indicado y recurrirás a tu instinto; no te dejaré sola, dijo el Anciano ahora con palabras.
En estos momentos traslado mi cuerpo y sé que el éxodo de Venecia, se cumplió en perfectas condiciones y ahora estan resguardados los intereses primordiales de la lucha en otro sitio en el Universo.
Abandona el sitio y desaparece.
 Elodio  se zambulle y retorna por las galerias y pasillos que conducian en un pasado, a las prisiones del Palacio del Duque, para consultar los momentos y vivencias , en el encierro.
Braseando se ubica lo que fué una de las torres del Palacio y con certeza sabe que está frente a una amenaza, porque la mirada de Oícaro le transmitió que la venganza era el próximo paso que dará.
Brota en el interior de su ser una inquietud y  presiente que no se equivoca, porque se dirige directamente a la superficie del mar donde la espera Javierus en su galeón y Arcàpholus su corcel.
Donde ha comenzado esta situación ? donde? y porqué.

Su cuerpo está engalanado con piezas de metal transparente y la superficie pulida . Su cuerpo se trasluce bajo la vestimenta y es diáfana su figura.
Se encarama y toma las cuerdas de las velas; se sujeta y sube a la canasta donde el vigia se encuentra en su puesto de observación. Desde allí los rayos solares la iluminan y destellos expele y orientan su ubicación.
La  tripulación observa a esa mujer como una diosa que embelesa por su belleza.
  Y con lágrimas en los ojos, Elodio dirige la mirada al espacio y nadie ni nada podrá impedir su búsqueda y luego bajo las luces de cientos de soles, desplegó el pergamino para que el Cósmos decrete  y el avance sea autorizado ;  el motivo que sacude su ser es encontrar a su hijo.
Pero en ningun momento quedan turbados sus sentidos aún frente a las incertidumbres.
Y Javierus, da la órden de zarpar las naves con el rumbo que el Pergamino tiene escrito con letras de extraña tinta roja.
Las naves sin que necesitaran una guia, comenzaron a moverse todas al unísono. La flota se desplazan con firmeza y pasan a otro plano; las formas terrestres quedan separadas por una  nebulosa. Esas dimensiones son las más cercanas a la tierra, pero a medida que las naves se alejan, cuantiosos cortinados de nebulosas se expanden como fondo del escenario.
La grandeza de sus sentimientos y la ferocidad azotan el alma de Elodio.
Las vestiduras se fueron transformando sacando a luz maravilloso ropaje, botas de plata bruñida tiene en sus pies y sus cabellos de oro se despliegan  acariciados por la brisa cósmica. En su firme mirada, las lágrimas eran perlas que sucumben en su garganta de cristal;  sus labios de coral dejan entreveer la misión por su rictus de ira.  De su cuerpo, emana un dulce perfume mezcla de Ambar y Almizcle.
Y erguida Elodio está en el canasto visualizando las dimensiones y se yergue su figura en perfecta linea dejando ver sus pechos que se amplian a cada respiro y esa fortaleza la desenvaina con la espada dando punto crucial a quien la observe desde otra dimensión y sentencia a quién manifieste la injusticia de haber malogrado la vida de su hijo.
Sabe que esa rigurosa sentencia queda sin misericordia y la cumplirá.
Eso lo sabe Javierus.
La empresa será sangrienta.


La Blástula de Elodio es un arma poderosa que no necesita el manejo de su dueña.
El impulso y fuerza la transmite  desde su cerebro y el metal de la mágica arma se desplaza combinado fusion. La mente se ensambla , es una sola pieza; Mente y Blástula.
La Blástula, de un metal transparente, la elaboraron los dioses del Universo y tiene un implemento sobrecogedor: un abanico.
Sorprendente arma, veloz, desconcertante con ojo visor en sus extremos.
Esta mortal arma se halla escondida en un lado lateral de la blástula que al impulsar con velocidad , el movimiento y el arco del cuerpo, del brazo , en ese momento despliega como alas sus mortiferas dagas e impulsadas , salen al unísono sobre el cuerpo del enemigo.
La Blástulo esconde aún  otros implementos.
Lanza lineas de fuego y hielo al unísono. Esas finas lineas cruzadas de fuego ardiente con el hielo,  lo rasga los cuerpo atravesando e introduciendo espasmos y ese cuerpo se enerva y toma la forma de una curvatura hasta quebrarse.
Cantan los tripulantes, contentos por la nueva batalla que viene en camino.
Corren los placeres del alcohol y eso enerva los ánimos hasta el paroxismo.
Javierus observa y sabe que ese comportamiento de sus navegantes, solo es para darse ánimos y esas fuerzas las necesitan.
Observa a Elodio que con su transparente vestimenta y las luces de los soles de otros universos la hacen resplandecer más.
Todo ese tiempo, Elodio grita y espera contestaciones del Universo Mayor, donde se encuentran los datos que absorbe de la gran variedad de Dioses que gobiernan cada partícula y cada aliento de vida o no.
Ese Universo que todo lo oye, que todo lo ve acerca a quienes decretan con el espíritu abierto y que dejan entreveer fuerza interior.
La fuerza de espiritu, no se doblega ante fuerzas superiores, cuando tiene determinación que encaja con su lucha, emoción y obstinación.
Esas fuerzas son las que llevan a los Universos a organizarse.
Elodio se encuentra en el galeón de Javierus que se desliza con certeza a un punto.
Blande Elodio, subida al canasto del navio , el Pergamino, salvoconducto para filtrarse legalmente y eso le garantiza que fuerzas externas a los navios de Javierus, reciban mensajes de luz y acudan protegiendo esas alianzas que solo el Cosmos sabe quienes son.
Los navios entran en un Universo desconocido, con penumbras, de nebulas en los tonos de grises , negro y cascadas de nieblas plomizas y los destellos son simples y fugaces luces que hierven y dejan escapar pequeños círculos que se desprenden y revientan ; salen vapores de cada pequeña erupción y vuelven a formarse una y otra vez. Da la impresión de petrificaciones que se acumulan y llegan a alturas considerables dificultando la navegacion.
En toda esa dimensión , se ocultan las verdades, es por eso que las presiones de las nébulas y los tonos que escupen de su interior son anunciantes del gran poder.

Estas expulsiones de interiores putrefactos , ahora comienzan a escupir sangre.
Gotas de sangre que al unísono cada gota se desparrama sobre la gris bruma, salpicaduras del brillante y sagrado líquido.
Elodio observa el  color de chispas rojas y el presagio encoje su alma hasta el infinito, temiendo que la roja salpicadura, sea la sangre de su hijo; Javierus sospecha que alguna trampa está al acecho.
Y le revela a Elodio , su afirmación de que no deje de lado su objetivo; que no ablande su espiritu porque una celada esconde este dramático escenario; Elodio oye este misterioso mensaje y asiente con la cabeza.
Continuan las naves con el sagrado camino que Elodio tiene en su corazón , un rumbo con determinación, que nada elude.
En un momento determinado, la nave de Javierus , comienza a temblar y sacudirse con fuerza.
Lo que en un principio tiene una ubicación en esos momentos lo de abajo se ubica arriba y viceversa.
Ahora las gotas caen como lluvia y Elodio recibe sobre su armadura transparente, la sangre que se escurre encima de la vestimenta , su rostro y cabello.
La exasperación de esta escena deja sin fuerzas a Elodio que ya no oye los gritos de advertencia de Javierus y entra ella , en pánico.
El pavor que recorre su interior es un reconocimiento de que el encuentro no es lo que ella espera.
Y es asi. porque  frente a la nave, el cuerpo suspendido del mismo espacio , boca abajo y ensangrentado de Kümarag, con los labios abiertos, desencajados del dolor; cientos de aberturas en su cuerpo sangran;  y salpican las nebulosas al resbalar,  caen dentro de una enorme copa de cristal que esta derramando el sagrado liquido . Rebosante de la vida de Kümarag la copa muestra su contenido. 




Con este salvoconducto, pèrgamino lacrado, el navio de Javierus se desli