Mundos sumergidos en mentiras

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miércoles, 5 de febrero de 2014

La Sirena Vampiro

El encuentro de Kümarag y el Soberano del Planeta Gothikö en un abrazo fuerte.
 Los músicos a un lado del gran salón, sacan notas musicales increibles, no conocidas por el oído humano.
Detrás, está Elodio contemplando la escena y Javierus contemplando el todo.
 Nada se le escapa a su ojo visor en la experiencia y en sus aventuras por el Cósmos, sin embargo, sabe que está frente a un dominio que es la Totalidad, de todos los espacios y dimensiones que hasta ese momento se conoce.
 Hay muchas dimensiones, pero en esta, el Soberano que tiene frente a sus ojos, ese, es el que domina, el cual su sabiduria es tan vasta que logra estabilizar las componendas de los planetas.
Elodio contempla azorada, el rostro de ese hombre tan increible a su espíritu poco conocedor de su pasado olvidado.
El  Soberano, luego de saludar a el hijo de Elodio, sale a su encuentro, sin antes quedar asombrado por tanta belleza. 
 Ambos están en silencio pero sus miradas dicen mucho más que las palabras. El le toma las manos, y las besa con suavidad, solo posando los labios y  una penetrante mirada que ella deja entrar a su interior dormido.
En su alma está la alegría de haber hallado con vida a su hijo y ahora asombrada observa a la fascinante figura del rey de los reyes.
 Está aturdida por tanta emoción y no alcanza a balbucear una palabra.
El, conocedor de las almas de su entorno , la invita a sentarse a su lado mientras Javierus permanece, luego de saludar al Soberano, al lado de Elodio.
Kümarag en su conocido mundo, alcanza a mirar a su madre y cae al piso.
Los centinelas acuden presto a levantar el cuerpo que aún permanece inconciente.
Elodio toma fuerzas y le relata al Soberano, lo sucedido en el navio de Oícaro, las torturas que sufrió y el alimento que recibió para su restablecer su cuerpo.
El Soberano presta atención a las palabras de Elodio y luego de escucharla comienza a caminar por el gran salon,con la cabeza gacha, sin detenerse un  solo instante.
Observa el cuerpo de Kümarag y se detiene ante el inconciente joven.
De inmediato deja de caminar y se acerca a Elodio y  dá este mandato.
-Kümarag debe volver a la dimensión de donde lo rescataron, inmediatamente.
Luego con un gesto le pide a Javierus que se acerque y le transmite las mismas palabras .
-Se ha convertido en un bebedor de sangre y requiere de mucha prolijidad y ustedes, no cometer errores ante cualquier eventualidad.
Deben volver y les hace observar, en una pantalla traslúcida en medio del salón, las imagenes del planeta tierra que ha sufrido un cambio total en la humanidad,  los polos, no son los mismos.
Se veian tierras desconocidas, tormentas, desbordes de rios, avances de grandes olas del océano que avanzan con gran velocidad y altura. La tierra se abre en grietas, tragando bosques y praderas . Enormes monticulos van elevandose y llegan a alturas de miles de metros.
 Las rafagas de tornados invadiendo con fuerza y llevando todo a su paso. Es un caos. Pocos sobrevivientes se  agrupan buscando alturas y con desesperacion y el instinto de supervivencia, buscan alimento que no hay. Los animales se introducen en los huecos de las nuevas montañas y se reparan, también rastrean alimento.
 Hay continentes desaparecidos y otros con pocos cambios. Los humanos , muchos flotan en el agua y se sostienen a troncos , leños y lanzados a los oceanos, están agobiados por el frio y el hambre.
 Ustedes deben llevar a Kümarag y enfrentar todo . Las raices del Anciano indicara los sitios y guiara vuestros pasos,  y no los abandonará.
Tu hijo está enviciado con sangre ,
Pero existe un momento exacto, crucial en su lucha y luego se disipará el vicio. Ese instante corre peligro tu vida y la de él, pero tu, Javierus tienes que estar presente en este embate, esta batalla.
 Porque ahora el planeta se ha convertido en un campo de batalla por sobrevivir. Y el único alimento es la sangre. El está sumido en eso y tu lo sacarás del vicio, eres su madre y el no te hara daño porque aunque se transforme en un ser irreconocible por su apetito voraz, no osará hacer daño, porque tu eres sagrada para su vida.
Tu eres una sirena, lo sabes y también sabes que tienes apetito por la carne y sangre al igual que tu hijo.
 

 Eloisaodiosa
 Continua en el próximo capítulo
Elodio

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Eloisaodiosa